jueves, 23 de mayo de 2013

Enunciados


Ojalá te hubieras ido más en esencia que en presencia. 


Ojalá no jugara con los restos de tu paso sobre mis terrenos. 

Ojalá el llanto tapiara las ventanas por las que entran amenazantes ventoleras llenas del aroma de tu locura, esa que se quedó agazapada a las cortinas y a las sábanas. 

Ojalá tus pies estén muy lejos de las últimas huellas, y el arrullo de la noche ya no desate más a mis quimeras. 

Ojalá que el cansancio no turbe el pequeño estanque en el que sepulto los recuerdos y la vida de un giro que te saque de mí por completo.

Se hace tarde y no parezco darme cuenta. 

Se hace tarde y me aferro al picaporte que me sabe a trinchera. 

Se hace tarde y miro de reojo tras la puerta. Se hace tarde y no quiero volver a sentir que el agua me llega a las orejas.

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