sábado, 25 de mayo de 2013

¿Y?

Haz lo que quieras,
pero no conviertas
a estas piernas
en una emulación de gelatina.
Sabes que tengo
dos pies izquierdos y sería muy grosero
de tu parte hacer que
caiga sobre mí misma, cuando
apenas intento aprender a bailar.

jueves, 23 de mayo de 2013

Enunciados


Ojalá te hubieras ido más en esencia que en presencia. 


Ojalá no jugara con los restos de tu paso sobre mis terrenos. 

Ojalá el llanto tapiara las ventanas por las que entran amenazantes ventoleras llenas del aroma de tu locura, esa que se quedó agazapada a las cortinas y a las sábanas. 

Ojalá tus pies estén muy lejos de las últimas huellas, y el arrullo de la noche ya no desate más a mis quimeras. 

Ojalá que el cansancio no turbe el pequeño estanque en el que sepulto los recuerdos y la vida de un giro que te saque de mí por completo.

Se hace tarde y no parezco darme cuenta. 

Se hace tarde y me aferro al picaporte que me sabe a trinchera. 

Se hace tarde y miro de reojo tras la puerta. Se hace tarde y no quiero volver a sentir que el agua me llega a las orejas.

sábado, 18 de mayo de 2013

Cero cinco treinta y uno y contando.

Olvidé que no podemos parecer iguales.
Pero sin previo aviso, vuelve el golpeteo del agua,
el arrullo por las noches que a veces
se desconoce si está todo en calma.
Se nos olvidaron un par de cosas,
como los secretos guardados en las fibras de la almohada.
No me siento parte de nada, menos de tí.
El cielo cae a pedazos,
y entre ellos se cuelan los amaneceres tejidos
en la esperanza de un lienzo a medio terminar.
Entonces, volví la mirada para darme cuenta
que gran parte de mí, yacía muerto,
y ante un montón de hojas secas
sucumbí a la franqueza de tu sonrisa
en medio de una noche de invierno, cruzando la acera.
Luego corté de tajo el aro invisible
que ataba mi morada a tu eterna partida.
Se me quebraron las piernas junto con la voz y la voluntad
y me sumí en la efervescencia de la agonía.
Hoy fue un día normal, de esos en que las astillas se apilan en la memoria
para darme cuenta que el único lugar en que coincido contigo,
es en este espacio vacío, tan lleno de tu ausencia.
Arraigo los suspiros en tu piel y fijo mis pisadas en la orilla de tus orejas,
para hacer un plan de viaje que me aleje de la jungla que es la espera.
Mohosos los caminos y uno descalzo,
sin saber cómo detener el andar, ni cómo seguir
entre las coyunturas que dibujan mapas sin paisajes.
Me pudiste haber robado muchas cosas,
pero de todo lo que poseo,
te has quedado con lo que menos entiendo.
De todo lo que creía tener, invalidaste mis atajos
y, justo esta noche, los huecos llegará
 para no tener forma de llenarse.
Habría besos para tí,
escondidos tras las palabras que, para ser pronunciadas,
necesitarías primero arrancarme el alma.

"No pocas veces ya he dicho adiós; conozco las horas desgarradoras de la despedida".
—Friederich Nietzsche

Las palabras son difíciles y traicioneras, como las personas. Así:


Te despierta cosas inconmensurables. Los ruidos se apagan, los silencios no se sienten. Posee esa magia que te hace querer moverte. Vives porque vas a verle y le ves porque eso te hace sentir que realmente vives. Sonríes bajo los ecos de su risa y el recuerdo de sus ojos armoniza hasta el peor de tus días. Escuchas sus palabras atrapadas en tu cabeza, y sientes palmo a palmo su piel cada vez más intensamente, hasta al volver a abrir los ojos. Caminas con los pies desnudos sobre la brisa que acaricia su cabello y extiendes las manos para recontar sus pecas en tu memoria de mortal incompleto. Te doblegas ante la distancia, pero te alienta la incertidumbre del mañana. Es el sueño que se convirtió en andar y el puente que no entiendes por qué quieres cruzar. Lo único que sabes es que su mano tibia no es muy distinta de la tuya, aunque siempre esté fría y que es de esas personas que convierten en imposible seguir con tu vida después de haber tropezado con ella.


—¿Cómo sabes todo eso? — me pregunta sorprendido, mientras sonrío al agachar la cara.


—Porque ella te hace sentir como me siento yo contigo.


Doy la media vuelta y dejo que mis lágrimas caigan sin remordimiento. Está lloviendo y nadie puede saber si lloro o sólo llevo mucho tiempo bajo el aguacero.