domingo, 9 de octubre de 2011

te qiero tanto qe te dejo ir...

"Para el que ama, mil objeciones no llegan a formar una duda; para quien no ama, mil pruebas no llegan a constituir una certeza"
—Louis Evely

Yo quería estar ahí para celebrar tus mejores momentos y apoyarte en los peores. Yo no pretendía ser tu mundo, sólo ser parte de él. Yo no buscaba llenarte un vacío, ni cubrir cualesquiera que fuesen tus expectativas, sólo quería que me conocieras con las mismas ganas que yo tenía de conocerte a fondo, saber tus defectos y aceptarlos; conocer tus virtudes y admirarlas; ser tu apoyo incondicional y escucharte: porque disfrutaba el jugueteo de palabras cuando entretejías historias de tu memoria, cuando te perdías en mi mirada.

Quisiera tantas cosas, pero la vida me ha enseñado a no desperdiciar el tiempo pensando en los "y si...", en los "hubiera", ni en dar razones a quien no quiere escucharlas. La vida me ha enseñado que su trazo es muy corto y ser estática no es una opción duradera ni verdadera.

Yo, soy de esas que no da vuelta atrás. Yo mato las esperanzas porque son demasiado tentadoras para caer en varios trocitos de irrealidad. No me puedo dar el lujo de esperar sentada, porque sé que al hacerlo estaría invocando una tortura tal que desataría la demencia de cuyo cofre todos guardamos la llave justo en medio del pecho, dónde lo más profundo hiere.

Cuánta poesía podría salir de mi mano hoy en día, en el hito distintivo de memorias que desconocen la elocuencia en las huellas que han dejado. Qué anhelados fulgores guardaban un palpitar constante y ansioso por sentir un pecho igual, a su mismo compás desenfrenado en una locura sin igual. ¡Ay del paso incalculable de los días que dejaron muerto lo que dolía y sembraban begonias en su andar! Compartiendo miradas, pulsos acelerados y una sola forma de entregar todo aquello que se resguarda uno en lo más profundo, todo eso en lo que sólo yo sé errar.

Omite verme así, odio la compasión que te aqueja al posar tus ojos sobre mi cabizbaja presencia incapaz de devolverte la mirada por el cesto de impotencia que llevo a cuestas. Con lo obscuro de la noche, viene el descenso de mis días para convertirse en un vórtice ilimitado de apariciones fantasmales y de preciadas reliquias. ¡Y quiero romperlas todas! Cada una de ellas, tras desenvainar la espada que se ha quedado inútil, sin filo en mi cinto de cristal, rezando por no tener que ser usada una vez más, pues al mismo tiempo que depura el exterior, hiere el interior.

Que siga lloviendo, que derrame el cielo todo lo que necesario para limpiar, quiero en mi interior mi propio diluvio universal. Una tras otra habrá lágrimas que alzar para romperme y volverme a hacer real.

No es que no seas importante, simplemente la vida quita algo para después darnos algo mejor y no me atormento cuando sé que no tiene caso quedarme como estatua en un inútil punto fijo que no me llevará a nada. Con el tiempo, la corrosión me mataría y la muerte y yo nos conocemos tan bien, que no quiero volver a sentir su mano fría.

miércoles, 5 de octubre de 2011

basta )=

Hoy sólo busco un refugio donde los malos recuerdos no me persigan.
Porque parecen una maldita montaña rusa a la que nunca antes me había subido, sorprendiéndome con la sensación de ingravidez en el estómago y es cada vez más difícil de soportar. Parece que directamente proporcional a los errores, la penitencia decide que el ángulo sea más agudo y caiga casi en vertical.
No soy de las que viven en el pasado, el problema aquí es que hay círculos en ese pasado que seguirán presentes porque no me corresponde a mí cerrarlos.
Odio la impotencia de cruzarme con el mismo obstáculo, sólo para ver que la justicia se mantiene oculta, observando discreta, mientras los nervios se me ponen de punta y no encuentro manera de hacerme fuerte.  Todos alrededor tienen algo que decirme, para tratar de levantarme, pero me estoy cansando de mantenerme en pie para seguir viendo, con repudio, cómo lo podrido va avanzando y está a punto de alcanzarme. Y a nadie le importa lo que hay detrás de una máscara que resanan constantemente para que nadie sepa la verdad. Porque a lo que la roca más le teme, es a lo que no ha salido a la luz.
Soy un mondadientes en las manos del presente.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

cuando te atrevas

"El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos"
–Pitágoras

Hubo una vez, en un lugar no muy lejano, una niña muy feliz, viviendo en un hogar maravilloso, con su perfecta familia. Se deleitaban con los manjares que cocinaba la madre, agradecían el trabajo del padre y los hermanos jugaban mientras la hora del baño llegaba, después de hacer los deberes. Y así como amanece, el ocaso también está presente.

Pronto resultó que su familia no era tan perfecta, y en un abrir y cerrar de ojos, todos parecían de otro mundo. La armonía conocida se quebró con la llegada de circunstancias nunca antes conocidas. Pobre niña confundida, esquinada esperando que la tormenta pasara, sin entender lo que ocurría. Y mientras hacía preguntas al viento, lloraba por no obtener respuestas. Cuando las lágrimas dejaron de fluir, cortó de tajo su larga cabellera y, al verse sola, tomó la mano del único amigo que encontró al alcance, un pequeño de su mismo tamaño, tímido y acongojado, se acerco desde la otra esquina para darle un "Hola" receloso. "Miedo" era su nombre. Desde que Miedo apareció, siempre estuvo ahí para que no le hicieran daño; Miedo nunca la dejó sola y la protegió a toda costa de todo aquél que osara pasar los límites que ella establecía. La pequeña niña se sentía segura con su fiel amigo, jugaban en lo cerrado de su círculo y mientras el mundo seguía girando, el té se servía caliente, siempre con dos terrones de azúcar y acompañado por deliciosas pastas caseras.

Con el paso de los años, la niña creció, al igual que Miedo; éste último además, dejó de ser tan tímido y comenzó a sobrepasar la estatura de la niña. Ella seguía sintiéndose feliz con su buen amigo, él seguía cuidándola como siempre. Solo que ahora, la niña no sabía ya manejarse por sí misma. Miedo ponía los límites, Miedo decidía qué hacer y cuándo hacerlo, y cuando volvía a ser receloso, mejor manipulaba las circunstancias para zafarlos a los dos de lo que ocurría, aún cuando fuera bueno para la niña. 

Pasaron los meses y la niña ya no se sentía cómoda teniendo a Miedo cerca. Él no la dejaba ser, no la dejaba hablar, no la dejaba pensar. Miedo regía su vida, Miedo hacía lo que quería y ella sólo sabía seguir sus reglas, porque siempre había estado ahí como su protector, con su dualidad de escudo y espada, haciéndole cómoda su estancia terrenal. sin embargo, había un detalle que la niña no recordaba de Miedo, quien sólo tuvo una condición para ser su amigo: a cambio de su cabellera, él sobre sus ojos, amarraría un velo mágico que la haría olvidar todo lo que le dolía.Y entonces el pacto estuvo hecho. Serían amigos hasta que ella supiera pedir de vuelta su preciada cabellera.

La niña no era la misma. Vivía ensimismada y no sabía relacionarse con las personas de afuera, y Miedo nunca dejaba que lo presentara. Echaba a correr y la jalaba con él para que sólo fueran ellos dos. Siempre.

De cualquier forma, ella no conocía métodos para realizar las cosas sin su amigo. Lo único que la niña sabía hacer bien, era el autosabotaje. Se le daba bien, porque era lo que Miedo quería: dejarla indecisa, justo en medio, cubrirla con su abrazo para que no fuera capaz de moverse, para hacerse grande y para vivir a través de ella, porque él nunca había tenido ni una forma ni un cuerpo. Miedo sabía que si ella recuperaba la vista, él desaparecería para vagar de nuevo en las esquinas donde lloran los heridos, para alojarse justo en medio del pecho, ahí, donde duele el sentimiento...

Y en esta historia aún no hay final feliz, lectores. La niña ha dejado de ser niña, pero se sigue preguntando cuándo tendrá el valor de exigir de vuelta su preciada cabellera...

lunes, 19 de septiembre de 2011

#charlanocturna



¿Alguna vez han tenido una de esas charlas qe les cambia totalmente el panorama? ¿No? Yo tampoco. Dicen qe es horrible.
Mientras "alguien" conversaba con un amigo, salio esta rescatable frase:

"Tienes que entender, Jez, que aveces los hombres queremos distraer a un corazón roto con lo que sea.."

Casi siempre yo parezco tener ese "lo que sea" pegado en la frente. Porque quiero, porque mientras dura es perfecto. Porque no sé distinguir entre lo simple y lo sobrevalorado.
Hoy he estado pensando tanto, le doy vueltas una y otra vez a lo que sé, y lo único que quiero hacer es dormir. La cosa es simple: no sirvo para pensar, me apasiono en exceso.

Si esta vez fuera lo mismo, no lo soportaría, en teoría; porque en la práctica, le hice callo a la costumbre.. y eso es triste.

jueves, 8 de septiembre de 2011

por si el hubiera existe..

"Cuando se quiere dar amor, hay un riesgo: el de recibirlo"
– Moliére

Nunca he sido buena para dar prioridad a lo que otros consideran importante; nunca he sido buena para no hacer a un lado lo que yo considero importante. Nunca he sido buena para ser equilibrada y constante.

Nunca he sido buena para lidiar con ser un sustituto; nunca he sido buena para lidiar con ser alguien especial. Nunca he sido buena para notar la diferencia cuando se me presenta.

Nunca he sido buena para amar; nunca he sido buena para ser amada. Nunca he sido buena para entender las señales.

Nunca he sido buena para escuchar; nunca he sido buena con las palabras. Nunca he sido buena para captar el momento preciso en el que puedo hablar y en el que debo callar.


Nunca he sido buena para decir la verdad; nunca he sido buena para decir una mentira. Nunca he sido buena disfrazándome en la vida.


Nunca he sido buena para sonreír; nunca he sido buena para llorar. Nunca he sido buena para compartir lo que cargo en lo más profundo de mi pecho.

Nunca he sido buena para planear; nunca he sido buena para la espontaneidad. Nunca he sido buena para encontrar el momento de ver más allá de mi nariz.

Nunca he sido buena para quedarme quieta; nunca he sido buena para tener iniciativa. Nunca he sido buena para tomar decisiones en la vida real.

Nunca he sido buena para pensar, ni actuar, ni hablar congruentemente; nunca he sido buena para no notar la incongruencia de otros. Nunca he sido buena jugando en sociedad. 

Nunca he sido buena conmigo misma; nunca he sido buena para juzgarme. Nunca he sido buena para la introspección.

Nunca he sido buena para sólo ser femenina; nunca he sido buena para ser sumisa. Nunca he sido buena para darme mi valor y asimilar del todo el concepto de autoestima.

Soy humana, tengo demasiados errores.
Soy estudiante, tengo demasiadas cosas en la cabeza.
Soy creativa, siempre estoy reinventado todo al rededor.
Soy diseñadora, para mi todo tiene una estructura y al mismo tiempo, ninguna.
Soy apasionada, le pongo el corazón a todo lo que hago.
Soy mujer, siempre me complicaré demasiado.
Soy joven, estoy apenas descubriendo mis capacidades.
Soy curiosa, me dejo llevar por los detalles.
Soy distraida, tropiezo todo el tiempo, pero también sé mantenerme en pie.
Soy de carne y hueso, no soy invencible, pero poseo un alma que no sabe hacer daño.

Soy quien ves y quien sostiene tu mirada de regreso. Soy cálida, transparente y en ocasiones, tan débil que en todos lados veo espinas. Soy frágil y sensible, me daño rápido, pero nunca me verás rota. Soy tan comprensiva que a veces parezco indiferente. Soy celosa e intuitiva, pero nunca posesiva.

Soy ganas de volar, de no dejar desperdiciar ni un respiro en los atardeceres esparcidos por la vida.

Desglosada aquí, ¿me tomas, o es hora de que emprendas tu partida?

domingo, 21 de agosto de 2011

un domingo promedio

Doy vueltas una y otra vez en las cosas supuestamente importantes. De pronto me llegan las ganas de mandar todo al botadero y agarrar una mochila con nada más que mis sueños para recorrer el mundo entero. Mis sueños y un jabón, por supuesto.


Me encanta el cielo nublado el día de hoy. No soy del grupo de personas que se deprimen con un poco de nubes densas y neblina que viene a visitar. Tristemente, sé que conforme pase el día se irán retirando para plantarme un hueco que por un buen rato no me dejará en paz.


Los domingos no son mis mejores días. No estoy segura de cuándo inicie la semana, pero específicamente este día me provoca una flojera inmensa y es que a pesar de hacerme tonta, influye el hecho de que quiero verlo. Su presencia no es una necesidad, es un deleite. Pero eso es otro tema.


Ahora que estoy a una semana de volver a la Uni para el último semestre oficial de mi carrera, me lleno de dudas acerca de lo que vendrá. No soy de las personas que planean estratégicamente el futuro, más que cuando hablamos de mercadotecnia, pero siendo sincera, me aterra la idea de valerme al 100% por mi misma. Me aterra no porque sea una inútil, sino porque de pronto seré yo y solo yo y he pasado casi toda mi vida en un salón de clases, jugando a que aprendo. Y de pronto sé que realmente sí he aprendido, que soy competitiva, perfeccionista, y por ende, altamente frustrable (si es que esa palabra existe).


Soy curiosa, explorar e investigar es mi fuerte, compite con mi pasión por el arte. En ese sentido quizá soy bipolar. Pero para mi área, las dos cosas van de la mano y tal vez sea por ello que los diseñadores tenemos tantos problemas de ego. Maldito ego. Casi siempre me rescata de otros ámbitos en los que podría disfrutar de más.


Bien, hay una promesa de terminar este semestre y largarnos a explorar, sólo por un rato, mientras todo lo demás se mueve de lugar. Vaya que eso no importará.


Me apelmazarán un montón de materias para recuperar lo perdido, al igual que el semestre anterior; probablemente sólo me basta una buena agenda y una reducción al 20% de mis actividades sociales. Lo bueno es que tal vez deje el alcohol. El cigarro es problema aparte.

be-sa-me

"En un beso, sabrás todo lo que he callado"
– Pablo Neruda

 La sensatez se aleja de mi, porque voy de la mano con lo inesperado, con quien puedo ser yo sin más.

Quiero tener el poder de detener objetivamente el tiempo y seguir surcando los caminos en busca de direcciones que nos hagan flotar fuera de todo lo ya visto. Saltar entre lo que conoces y lo que yo ignoro, saborear la noche, que en cada paso sus segundos parecen pasar demasiado rápido. No me preguntes qué pienso, soy de esas que ante el rubor en las mejillas contesta cualquier estupidez; mejor sella mis labios para que por tí mismo sientas lo que pasa por mi mente, lo que mi timidez jamás sería capaz de deletrear.

Las luces en medio de la noche, así sencillas, sin hablar. Los silencios siempre dirán más, tanto como los ojos dirán la verdad, y yo me quedé extraviada en la perfección de los tuyos.

Las piezas están colocadas. ¿Estás dispuesto a jugar?

jueves, 21 de julio de 2011

punto de fuga


" La Libertad jamás será algo otorgado, sino que deberá siempre conquistarse"
                                                            –Simone de Beauvoir


Atorarse en los muros de un pasado sin igual, es querer construir sobre cimientos carcomidos por la banalidad de las lágrimasRealmente lo que ocurre entre tú y yo, es qe me despierto con las ganas de tener ganas de recordarte y que me vuelva a dar un vuelco el corazon; de sentir esas mariposas que existían al princpio, el nerviosismo que hacía sudar a mis manos y pensar en algo más que sólo mover las piernas bajo la mesa para detener el estado caótico que me causaba tu presencia. 

Nuestra química era perfecta. Entre tus preguntas del pasado, se esconden mis respuestas del presente. Y no importa lo ocurrido, siempre serás esa parte importante que me hizo crecer de golpe, para entender todo aquello que hasta entonces no había querido.

No es tan fácil desprenderme de tí, eso es desmasiado cierto. Tu presencia en mi camino, sin importar lo bueno ni lo malo, fue de lo mas enriquecedor. Fuiste cielo e infierno, fuiste luz y sombra, fuiste momentos qe en mi quedarán eternamente impregnados en cada poro.

Pero más allá de la belleza que esconde una historia imposible de revelar, realmente espero nunca tener que volver a pisar caminos que me lleven a cruzarme contigo, aún cuando al recordar la química desde el primer día, mi rostro deje escapar una sonrisa. Porque al recordar los golpes continuos de los últimos días, mi sonrisa se empaña con una lágrima que ensordece lo basto de la vida.


Casi siempre, el motivo del llanto es el orgullo herido. Y es que puede haber mucho cariño, pero sin respeto y tolerancia, el amor es sólo algo de lo que alguna vez oímos.




El pasado no está realmente, es un vórtice que se esconde para tentarnos de vez en cuando, un vestigio reluciente al que cada quien le da la luz que le corresponde. Y no importa como sea, darle demasiado brillo puede enceguecernos, y apagarlo del todo, también. No subestimemos el poder del pasado, sin él, no tendríamos presente; pero no nos quedemos en el para siempre, así nunca tendremos un futuro.Cuanto han cambiado todos. Error. Cuanto hemos cambiado todos. Veo rostros familiares por todos lados, pero nadie es como le recuerdo. Han pasado algunos años desde la ultima vez que coincidimos como una muchedumbre enardecida, lista para dejar los juegos escolares y entrar a un mundo completamente diferente.

Somos un sistema de convergencia paralela a una dirección; situados en el infinito; todos miramos hacia el horizonte para trazar nuestros rumbos en un plano donde depositamos todas y cada una de nuestras estúpidas esperanzas humanas que nos hacen querer ver de nuevo la luz del día. Por un minuto más, por un segundo. Por lo que sea.

De todos aquellos con los que compartí un trozo de existencia, desde que era pequeña, hace mucho que les perdí la pista como personas físicas; y sus perfiles virtuales podría saberlos casi de memoria...

miércoles, 13 de julio de 2011

dame un por qé y te doy un cómo

"Quien tiene un 'por qué' para vivir, puede soportar casi cualquier 'como'".
–Friedrich Nietzsche

cada día es más dificil ver el paso del tiempo. 
si dices la verdad, amanecerá lloviendo mientras un rayo de sol cruza mi ventana con la brisa matutina que amenaza con hacer brotar de mis ojos, lagrimas contenidas. 
omitiré el pasado para no tocarlo de nuevo, bailaré en medio de la noche para recordar tu rostro y trazar caricias con los ojos cerrados, mientras recuerdo que estás por ahí, donde tal vez no pueda alcanzarte hasta dentro de algún tiempo. 
Pero sabré que al sentir cosquillas en la nuca, será porque sonríes tú también al recordarme. 
Me miraré en el espejo y en mis ojos veré reflejados los tuyos, justo cuando un gajo de tu cabello cae sobre tu cara. 
Pediré un deseo a la primera estrella que me diga lo que quiero saber, antes de que el último trazo de obscuridad sea roto y entonces, sólo entonces tendré una respuesta para las últimas líneas que quedan en lo recóndito de mi recuerdo, sin importar nada más, sin pensar en todo aquello que no me permite dejar de abrumarme constantemente en lo que no termino por arriesgar. 
si me quieres a tu lado, buscarás la manera de hacerme saber que ese rayo de sol, es aqello que necesitaba para decirte que se han disipado las dudas y que el alba, no será solo el inicio de un día más. pero esa soy yo siendo optimista, pues la verdad, parece más adecuado no dar marcha atrás.

jueves, 19 de mayo de 2011

hoy..



"Nunca temas a las sombras. Sólo constituyen el indicio de que en algún lugar cercano hay una luz resplandeciente".

– Ruth Renkel




No mires más el reloj, deja de desperdiciar el tiempo. La disyuntiva se encuentra estática porque decides que así se mantenga. Porque quieres ver una esperanza en donde no debería haberla. Puede qe el mar mienta, puede que no, pero siempre espero lo mejor. ¡Ay el mar y su indiscutible fragancia! Cuando viene hacia mi, decido correr, cuando se va, prefiero perseguirlo. ¿Habra un punto decisivo en el que coincidamos sin herirnos?

Yo percibo su presencia incluso estando lejos. Yo escucho y me deleito en el recuerdo de sus manos. Es triste pensar que no hay tiempo suficiente y la gracia del espíritu no da para más. ¿Esperar? ¿Divagar? ¿Intentar y errar? Soltar los pesos que amenazan con arrastrarnos cuesta abajo. Yo sé perdonar, yo puedo hacer a un lado lo que aqueja las noches de tormenta. La duda está en el querer. Y mi cuerpo se tensa al pensar en los sinsentidos que acarrean las palabras sueltas, libres de interpretación a aquellos oidos a los que llegan.

¿Qué es eso que frena los sonidos que se sienten tan conocidos? Vagamente trazo en las memorias lo que fue y lo que pudo haber sido. Sin embargo, en los resquicios de un fulgor enmascarado, sé que no todo está perdido.

Hoy me encontré pensando en el mar y sus cambios; el mar y su imponente deseo de ser fuerte, aún cuando no necesita demostrarlo. El mar que envuelve los sentidos, que aparece por todos lados y no da pie al olvido. El mar que se deja acariciar, pero nunca tocar. El mar que revuelca, destroza, divaga, duda, delimita, añora, debilita, anima, consuela, aviva… El mar que no tiene historia más firme que su mirada perdida en el infinito, invitando a adentrarse en lo desconocido.