sábado, 1 de junio de 2013

Momento.

—¿Por qué me besas?
—Porque quiero.
—¿Por qué quieres besarme?
—No lo sé.
—¿Y dónde queda lo que yo quiero?
—¿No quieres que te bese?
—Puede que no. Pero, ¿cómo lo sabría si no me das un momento previo al beso para pensar y decidirlo?
—Porque un beso no se piensa, se recibe y se da.
—¿Y si no quisiera recibirlo o devolverlo?
—Me lo habrías rechazado desde el momento en que osé acercarme con la intención más que clara de querer arrancar tus labios con los míos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario