lunes, 27 de agosto de 2012

Algo que caliente mis pies, hoy que mis pasos son tan fríos.

Todos los días se me rompe algo diferente por dentro.
Y sí, la gente siempre habla, y sí, casi todo el tiempo me vale madres. Pero hay días como hoy en que no puedes creer que me afecte.
Es saber que la tranquilidad es itinerante y que mi ánimo no sube más allá de dos líneas bajo el promedio. 
Maldita memoria.
¿Por cuántas decepciones tiene uno que pasar para entender que la confianza en este mundo no es real?
Hasta parece que me he propuesto joderme la vida con quienes meto en ella.
Hasta parece que no ha sido suficiente.
Hasta parece que viene algo más grande, más feo, más como hace tiempo.
Es increíble como la pinche gente no le basta destruirte para seguir poniéndote piedras en el camino.

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