sábado, 9 de junio de 2012

causa y efecto

Miro a través del cristal opacado por las inclemencias del ayer.
¿Qué puede ser más triste que un goteo apagado de esta lluvia al caer?
Más de una vez he presenciado el desgaste por los charcos que se han ido formando en el triste y olvidado pedernal de mi ser.
No olvides que yo no olvidaré, porque han sido una docena de ocasos los que me han observado callados.
En el reseco ardor de mis labios, la ronquera impaciente en el lamento titubeante de mi lejana voz errante, cuando me afero a una tenue luz, que pronto dejará de ser brillante.