jueves, 19 de mayo de 2011

hoy..



"Nunca temas a las sombras. Sólo constituyen el indicio de que en algún lugar cercano hay una luz resplandeciente".

– Ruth Renkel




No mires más el reloj, deja de desperdiciar el tiempo. La disyuntiva se encuentra estática porque decides que así se mantenga. Porque quieres ver una esperanza en donde no debería haberla. Puede qe el mar mienta, puede que no, pero siempre espero lo mejor. ¡Ay el mar y su indiscutible fragancia! Cuando viene hacia mi, decido correr, cuando se va, prefiero perseguirlo. ¿Habra un punto decisivo en el que coincidamos sin herirnos?

Yo percibo su presencia incluso estando lejos. Yo escucho y me deleito en el recuerdo de sus manos. Es triste pensar que no hay tiempo suficiente y la gracia del espíritu no da para más. ¿Esperar? ¿Divagar? ¿Intentar y errar? Soltar los pesos que amenazan con arrastrarnos cuesta abajo. Yo sé perdonar, yo puedo hacer a un lado lo que aqueja las noches de tormenta. La duda está en el querer. Y mi cuerpo se tensa al pensar en los sinsentidos que acarrean las palabras sueltas, libres de interpretación a aquellos oidos a los que llegan.

¿Qué es eso que frena los sonidos que se sienten tan conocidos? Vagamente trazo en las memorias lo que fue y lo que pudo haber sido. Sin embargo, en los resquicios de un fulgor enmascarado, sé que no todo está perdido.

Hoy me encontré pensando en el mar y sus cambios; el mar y su imponente deseo de ser fuerte, aún cuando no necesita demostrarlo. El mar que envuelve los sentidos, que aparece por todos lados y no da pie al olvido. El mar que se deja acariciar, pero nunca tocar. El mar que revuelca, destroza, divaga, duda, delimita, añora, debilita, anima, consuela, aviva… El mar que no tiene historia más firme que su mirada perdida en el infinito, invitando a adentrarse en lo desconocido.